JOAQUÍN ESTEFANÍA
EL PAÍS Domingo, 3 / 5 / 1998
La economía española del Plan de Estabilización (1959) al euro (1998)
La llegada de España al euro en el pelotón de cabeza no es un hecho único, sino el final de una larga marcha de casi cuarenta años, que se inicia con el Plan de Estabilización, en 1959. Veinte años después de la conclusión de la guerra civil, un pequeño grupo de técnicos, provenientes en su mayoría de las recién creadas facultades de Ciencias Económicas, se percata de la imposibilidad de un modelo permanente de desarrollo basado en la introspección y consigue dar un giro espectacular a una España pobre, atrasada y rural, que mira tímidamente al exterior. Lo hacen casi engañando al jefe del Estado, el general Franco, analfabeto en estas cuestiones y cuya única ideología era el nacionalcatolicismo y la autarquía. Estas cuatro décadas no han sido un camino lineal, sino un encefalograma con picos de sierra, con pasos adelante y depresivos retrocesos hacia un horizonte que se llamaba Europa. Los estabilizadores conectan con Ortega y Gasset, que ya en 1910 escribió la repetida frase: "España es el problema; Europa, la solución". En este trecho —compulsivo, más rápido que el de la mayoría de los países de nuestro entorno— se ha obtenido el sistema político de la Comunidad Económica Europea (la democracia), la economía de mercado (a través de la liberalización de los mecanismos de asignación de recursos) y un acercamiento a su protección social.
EL PAÍS Domingo, 3 / 5 / 1998
La economía española del Plan de Estabilización (1959) al euro (1998)
La llegada de España al euro en el pelotón de cabeza no es un hecho único, sino el final de una larga marcha de casi cuarenta años, que se inicia con el Plan de Estabilización, en 1959. Veinte años después de la conclusión de la guerra civil, un pequeño grupo de técnicos, provenientes en su mayoría de las recién creadas facultades de Ciencias Económicas, se percata de la imposibilidad de un modelo permanente de desarrollo basado en la introspección y consigue dar un giro espectacular a una España pobre, atrasada y rural, que mira tímidamente al exterior. Lo hacen casi engañando al jefe del Estado, el general Franco, analfabeto en estas cuestiones y cuya única ideología era el nacionalcatolicismo y la autarquía. Estas cuatro décadas no han sido un camino lineal, sino un encefalograma con picos de sierra, con pasos adelante y depresivos retrocesos hacia un horizonte que se llamaba Europa. Los estabilizadores conectan con Ortega y Gasset, que ya en 1910 escribió la repetida frase: "España es el problema; Europa, la solución". En este trecho —compulsivo, más rápido que el de la mayoría de los países de nuestro entorno— se ha obtenido el sistema político de la Comunidad Económica Europea (la democracia), la economía de mercado (a través de la liberalización de los mecanismos de asignación de recursos) y un acercamiento a su protección social.
En este periodo se ha pasado de la convertibilidad de la peseta respecto a las demás monedas a su desaparición como símbolo de la soberanía nacional; del milagro económico del desarrollismo, en la década de los sesenta, al milagro del euro como procedimiento único de pago; de la autarquía y el aislamiento a la era de la globalización. Y lo más importante, de la dictadura a la sociedad de las libertades.
LA COHESIÓN Y EL EURO:
España entró en la CE, hoy Unión Europea (UE), con un retraso motivado por la acción política de un general golpista que duró casi cuatro décadas. Tardó en integrarse, por ejemplo, el doble de tiempo que el Reino Unido. Desde 1986 —quizá por ese complejo europeísta—, su influencia en Bruselas ha sido, en general, superior al que le correspondería por el potencial económico. Hoy se repite que, con el euro, nuestro país participa por primera vez a la cabeza de un hito de la UE. No es cierto. La CE a la que se adhirió España no es la misma que aquélla con la que empezó a negociar; tiene más socios y otras características. España estuvo desde el principio en la Europa del mercado interior (años ochenta) y en la Europa de la cohesión social (que Jacques Delors no hubiera podido sacar adelante sin el apoyo del presidente español, Felipe González). A la hora de hacer balance de las cuatro décadas de larga marcha hacia Europa hay que rememorar desde Alberto Ullastres hasta José María Aznar y Rodrigo Rato, y desde la estabilización hasta el euro. Europa ha sido un proyecto común que nadie puede reivindicar como exclusivo.